
Me pone muy triste pensar que “tengo que ser” lo que mi familia espera que yo sea, ¿Cuándo podre ser yo por lo que quiero? ¿Por lo que me gusta?
¿Renunciar a todo, por ellos? ¿Seré feliz si mi familia es feliz? o ¿Seré más infeliz aun?
- Si no te casas con alguien de nuestro agrado, no creo que queramos regalarte un viaje en crucero. Comento un familiar mío.
Yo no quiero el crucero, no quiere que mi marido me llene de inmensas cantidades de dinero y crea que ya cumplió como marido. No quiero casarme con alguien para orgullecerme de un apellido ajeno. No quiero que me haga sentir insegura y abandonada. No quiero que mi familia se llene la boca hablando de mi matrimonio, sin saber que vivo desdichada, no quiero un matrimonio de pantalla.
- Todas las chicas sueñan con el día de su boda, tu no? ¿Qué raro?. Comenta mama.
No, nunca soñé con el día de mi boda, pero si viví a través de mis sueños en cómo sería mi matrimonio. Como pasarían los días a lado de la persona que me hace parte de su vida, soñé ver correr a mis hijos en el jardín o a los pies de un lago; las lecciones duras que tendríamos que enfrentar como familia, y que lo lograríamos; soñé en vernos a todos abrazados, echados en la misma cama viendo una película; soñé vencer enfermedades con un poco de unión familiar; soñé ver dormir a mi recién nacido y darle besos, diciéndole al oído que es el milagro más bello de mi vida.
¡Eso soñé! ¿Será tan raro?.
La desilusión de ellos es a causa de que no me case con alguien del que pueda levantar sus egos. La desilusión por mi parte en que mi familia me ponga condiciones para brindarme apoyo.
Ambas partes están desilusionadas, pero a pesar de todo…es mi vida! Lo único que mi familia se sintiese feliz al verme feliz. Qué pena que no sean testigos de mis sueños hechos realidad.



